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CABIJO.- Pieza de madera o de hierro de cuarta y pico, que lo mismo sirve para cerrar la puerta por dentro que para hacer de tope en el arado. De esta forma, el arado u otro instrumento de labranza quedaría sujeto al yugo, lo que permitía ser arrastrado.
CABRA.- Además del animal rumiante que todos conocemos como tal, la cabra era una especie de cajón de madera utilizado por los albañiles y canteros. Se usaba para subir al andamio la argamasa, cal y arena. Vamos que teniendo cabra en casa, solucionabas dos asuntos: la comida de Santiago y la construcción de la vivienda.
CACETA.- Útil de cocina que sirve para servir el pote. Tiempo ha, la caceta bien podría estar demás porque lo que se llevaba era comer directamente del pote, lo cual requería no embobarse mucho, ya que el culo del pote hacía pronto acto de presencia y te quedabas al verlas venir. También con la caceta se revuelve la sangre del gocho cuando lo están sangrando para que ésta no se cuaje. Y puestos a decir, también se podría convertir en un instrumento contundente que, a buen seguro, algún rapaz habrá “probado”…y los no tan rapaces.
CACIDA.- Dícese de todos los útiles de cocina juntos: platos, cubiertos, tazas, vasos, vasijas…la caceta también.
CACHARRO.- Normalmente, algo de poca utilidad que no sirve de mucho porque además no funciona. También útil de cocina. Es frecuente la expresión: fregar los cacharros, que, antiguamente, siempre tocaba a la misma persona: la jefa de la casa, que para eso, entre otras cosas, servía ser jefa…
CACHIVACHES.- Se dice de un montón de útiles, que habitualmente no sirven para nada, más que para estorbar y que estarían mucho mejor en el contenedor de la basura, pero que nadie tira por si valen “ pa algo”.
CAIDA. Además del sopapo que te llevas, si resbalas y caes al suelo, antiguamente se compraban caidas, que consistían en vísceras de animales, generalmente ovejas. En la caida entraban: la cabeza (con cuernos y todo, si el animal los tenía), el hígado, el corazón, los pulmones y las patas. La caida podía convertirse en riquísimo guiso, o en chorizos sabadiegos. Todo dependía de las manos pero te aseguro que al perro le tocaba poco, más bien nada, por más que se relamiera mirando como su dueña limpiaba la caida en algún lugar discreto.
CALDERETA.- Riquísimo guiso de cordero tierno en el que los pastores son auténticos especialistas. En la majada era el compañero quien tenía el cargo de guisar la caldereta, cuando, en casos excepcionales, se hacía.
CAMBA.- Parte curva del arado romano. Es frecuente decir: Está más torcido que la camba de un arao.
CAPILOTE.- La flor más representativa de nuestra montaña. De color amarillo con pétalos blancos y olor delicado, nace en primavera en los prados de siega durante el mes de mayo. En otras partes llaman “·narciso” porque no saben que, en realidad, se llama CAPILOTE. Y es que por ahí llaman a las cosas de cualquier manera. Y mira que se ve bien que es un capilote. Pues ni por esas.
CARIDAD.- Trozo de pan que antiguamente se llevaba a misa los domingos en un azafate (ver término). Se repartía a la salida de la misa. Cada domingo, y por rigurosa corrida (ver término), le tocaba a un vecino llevar la caridad. La caridad se acompañaba de una oblada, pan pequeño, y de un cantero, que se entregaban al sacerdote y, bien administrados, lo mismo tiraban la semana.
CARRACA.- Artilugio hecho de madera y que no tenía otro fin que dar todo el ruido que se pudiera, cuanto más mejor. Pariente cercano de la matraca, una y otra se hacían sonar en la Semana Santa durante el oficio de tinieblas.
CARRANCAS .- Especie de collar de cuero o de hierro que se coloca en el cuello de los mastines a fin de que pudieran defenderse de los ataques de los lobos. Estos collares de cuero estaban llenos de puntas de acero.
CARTEAO.- Si estás carteao igual es porque has estado todo el día tirando de güadaña y no tienes más ganas que pillar la cama. Muy cansado.
CARTEAR .- Si la hoja de la güadaña se cartea vete pensando en comparar otra porque esa ya no vale pa nada. Ha perdido el temple. Lo mejor es cortarla y hacer un gúadañín para arreglar las presas.
CASCANTE.- Si alguien te dice eso debes de ir pensando seriamente en hablar menos y atarte la lengua a un diente. Mejor será.
CASTRO.- Lugar donde se pinan los bolos que son 9, colocados en tres filas, y que equidistan entre si la distancia de un bolo. El niche o miche va por libre y se pina donde le parezca bien a quien se queda pinando mientras en el contrario va a la mano.
CAYUELA.- Aglomerado de tierras, piedras y pizarras que es mano de santo en el corral o delante de la cuadra donde pisa mucho el ganao.
CEBAR.- Echar de comer al ganao durante el invierno cuando está estabulado en la cuadra y no puede salir al pasto.
CELAR.- Obligar a la pareja a retroceder a fuerza de darla palos con la ahijada en el brusco.
CELEMÍN.- Medida agraria de capacidad equivalente a cuatro cuartillos. Como se que te has quedado como estabas te diré que un celemín son 4 litros y medio. Ni uno más ni uno menos.
CENCERREAR.- Andar hablando más de la cuenta hasta convertirse en un “palizas” de tomo y lomo y de quien todo el mundo huye como de la peste.
CENCERRO.- Pequeña campana de metal que se cuelga del pescuezo del ganao para saber por donde anda, cuando está en el monte. Si te dicen que eres un cencerro, seguramente es porque hablas más de la cuenta, y no precisamente bien, de la gente. Así que shssssssss.
CENTENICO .- Variedad de centeno que se siembra, bueno se sembraba, antes que otros cereales. Es el hermano pequeño del centeno.
CENTENO .- Excelente cereal hermano mayor del centenico y del que se hacía un pan riquísimo que daba una sopa de arbejos que no la saltaba un gitano a pies juntos. La paja de centeno también tenía varios usos: cortada con la hoz y ordenada en cuelmos, (ver término) servía para chamuscar al gocho o para techar la casa.
CERANDA.- Especie de cribo con el fondo de cuero lleno de agujeros que se usaba en la era para cerner. Y si no das con el asunto pregunta a tu abuela que seguro que está harta de cerner en la era.
CERNADA.- Nombre que se da a la ceniza que se va acumulando en la hornilla con el paso del invierno.
CESTO.- Recipiente de mimbres cuya principal función era la recogida de las patatas. Eran fabricados por los propios vecinos.
CHANFAINA .- Exquisito guiso típico procedente de las majadas de pastores y que se hace con pan, un pella de sebo o unto, hígado de cordero tierno, cebolla, ajo, sal y pimentón. Y agua de la Fuente Herendia. Y si quieres aprender a guisar este plato, mejor le preguntas a tu abuela que hizo muchas chanfainas para el día de la matanza, que era el plato más típico ¡para desayunar!. Ya puedes imaginar como sería la comida.
CHAPINADA.- Si entras de la calle y has andado por el barro sin madreñas, vas a dejar unas buenas chapinadas por el portal, salvo que te limpies bien los escarpines. Entonces bueno.
CHITO.- Voz que se dice al perro cuando quieres espantarle. Si hace mucho frio y el perro se ha colado en el portal le dices: ¡chito!, y milagro, el perro desaparece. Si estás con las vacas y el perro se pone a ladrar y molestar al ganado cuando no debe, le dices: ¡chito! La madre que te parió, y el perro se va, pero no porque le mientes a su madre, que le da igual. Se marcha por lo de ¡chito!. Moraleja: si vas un día por la calles del pueblo y te sale un perro ladrando, no lo dudes: di con energía ¡chito! Y el perro se irá. Seguro.
CIRINGÜEMENE.- Fruto salvaje que se encuentra abundantemente en algunos arbustos. Los ciringüémenes pueden ser rojos o negros. Tanto unos como los otros están de rechupete. En otras parten llaman grosellas. ¡Que finos! Es que no verán que son ciringüémenes… Pues eso.
CISCAPILAS.- Se dice del típico ciscón que anda todo el día por el pueblo sin otro fin que enterarse de lo que pasa en casa de los vecinos. El ciscapilas nunca reconoce su condición de tal si bien tampoco se corta un pelo y aparece en cualquier parte y cuando menos te lo esperas.
CISCAR.- Acción que utiliza el ciscapilas para llevar a cabo sus andanzas. El ciscón o ciscapilas vaga disimuladamente por calles y corrales sin otro afán que enterarse de todo lo que pasa. En ataques agudos el ciscón puede, incluso, pegar la oreja a las ventanas, si un asunto le interesa especialmente.
COLLERA.- Collar de madera en forma de U que se les pone a las vacas y a los jatos en el pescuezo para ser atados al pesebre. Las colleras van cerradas con una pieza de madera llamada llave. Se hacían de madera de escoba mediante una técnica propia.
COLOÑO.- Una vez acabadas las grandes labores del campo, los que tenían ovejas, que eran casi todos, se dedicaban a “hacer la hoja”. Esta labor consistía en podar los árboles, chopos sobre todo, cuyas ramas con hoja se ataban en haces que se dejaban secar y servían como alimento al ganado durante el invierno, cuando no podían salir al campo. Estos haces se llamaban coloños.
CONCEJO.- Asamblea formada por los cabezas de familia que se reunían para tratar asuntos del pueblo, o de particulares que atañen al pueblo. El concejo se reunía los domingos a la salida de misa. Los rapaces miraban de lejos para ir aprendiendo. Las decisiones se tomaban por mayoría en un ejemplo claro de democracia.
CONTENTA.- Fincas de terreno comunal que el concejo asigna a una familia necesitada para ayudarla a salir adelante bajo ciertas condiciones. (Deloterín). Pago que tenían que hacer los pastores de merinas a los guardas para que éstos hicieran la vista gorda.
CORICIAS.- Tipo de calzado hecho con cuero cosido y sujeto a los pies con tiras del mismo material que se ponían para preservar a los escarpines en vez de madreñas.
CORNALES.- Correas de cuero con que las vacas se uncen al yugo. Las cornales son dos: una para cada vaca y van sujetas en el mismo yugo.
CORRAL.- Terreno particular cerrado anejo a la vivienda que tenía diferentes usos. Hoy sería lo más parecido a un jardín, aunque no es lo mismo. Que va a ser…
CORRALADA.- Terreno particular o público usado por varios vecinos como paso y que suele estar protegido por varias casas formando una especie de corral.
CORRICASA.- Especie de trigo que se siembra en primavera. También se llama tremesino.
CORRIDA.- “Voy a echar la corrida”. Esto, hoy, puede sonar a guasa. Pero entonces tenía una importancia capital en el pueblo. Era cada una de las vueltas que daban las diferentes labores comunales entre los vecinos del pueblo. “Echar la corrida” era avisar al vecino de que al día siguiente le tocaba ir de pastor o el turno para ir a regar a las tantas o llevar la caridad. Antes todo estaba organizado en corridas, que siempre seguían el mismo camino. Y no seas tan mal pensado/a que antes también sabían hacer las cosas muy bien y no las pregonaban tanto. Y si no ¿Por qué te crees que estás tú aquí?
CORTE.- Espacio cerrado dentro de la cuadra o fuera, si esta era pequeña, donde se guardan las ovejas y los corderos cuando no estaban en la vecera y durante el invierno.
CORTIJO.- Casi igual que la corte pero con diferentes inquilinos. En el cortijo se encerraban los gochos hasta la matanza.
CORTINA.- Además de la tela que se pone en la cocina a modo de adorno y para evitar que el ciscón vea lo que no debe, la cortina es una finca cercana al pueblo, o dentro del mismo, generalmente cerrada y con riego propio, y que solía estar sembrada de hierba para ir haciendo cortes y echar algo de verde a las vacas que iban pariendo en la primavera alante. Por eso se llamaba “cortina”, de hierba cortina, ¿lo pillas?. Bueno, digo yo.
CUCA.- Así sola la palabra cuca no significa mucho. Pero si oyes: “Ese ni cuca ni muca”, significa que el incauto tiene poca mano. Vamos que manda menos que el alcalde cuando está su mujer en casa, por muy alcalde que sea.
CUELMO.- Haces de paja de centeno segada a hoz y que una vez majados, golpeados contra el trillo y libres de grano, se usaban para diversos fines. A saber: hacer escreños, chamuscar al gocho después de sangrado, techar las casas y resbalar por la valleja. Esto último te podía costar algún disgusto con tu padre ya que tú ibas al montón y ¡ala! Pero tu padre los tenía más que contados y llevaba muy mal que le dejases sin cuelmos para la matanza y tener que pedir a los vecinos. “El condenao rapá me dio con el nido y no me dejó uno vivo”, le diría al vecino.
CUERNA.- Recipiente de latón de forma cilíndrica o cuadrada, dependía del envase, con un asa que era muy apañado para la labor de ordeñar. Casi todas las cuernas del pueblo las hacían los hojalateros que, a principios de verano, se instalaban unos días en el pueblo y fabricaban cuernas como por un tubo. Famoso hojalatero fue Rafa, el hojalatero, que era capaz de convertir en un pis pás una lata de aceite de oliva Carbonell en una excelente cuerna para ordeñar. Y con el sobrante te hacía un embudo cojonudo para embutir las morcillas. O un farol para ir a la cuadra en invierno. Y todo ello por uno o dos duros. Y además la lata había costado cincuenta pesetas (unos 30 ctms. de hoy), con aceite y todo, claro. Qué te crees...No te la va a vender Antonino vacía. Hasta ahí podían llegar las bromas.