Ruta: Excursión a Lois
La excursión a Lois es una bonita caminata que se viene haciendo desde hace años y que este año tenía la peculiaridad de ser incluida dentro de la I Semana Cultural. Fue incluso el primer acto anunciado por la Asociación Cultural. Sea como fuere, lo cierto es que el día 1 de Agosto a las 10 de la mañana, quedamos doce aventureros con la sana intención de llegar caminando hasta el hermoso pueblo de Lois. Nos encontramos a la salida del pueblo, en El Oterín. Allí estaban puntuales Sasi, Asun, Julio César, Luz, Raul, senior y junior, Alejandro, su esposa Asun, Albino, Mariano, Germán y el que subscribe, o sea, yo.
Salimos tranquilamente por el camino en dirección a Cosalines. En la Mata la Arenera tomaríamos a la izquierda para alcanzar la Cruz del Rayo y pasar posteriormente al lado de la Caseta de las Ovejas. Una vez pasados Los Juntanales nos metemos ya en el Valle de Herendia. La mañana es fresca pero el sol ya empieza a calentar. Así que al paso por la fuente Erendia es obligado parar a echar un trago. El agua de Erendia es a los montañeros lo que el agua de Lourdes para los enfermos: nos carga las pilas.
En la fuente Erendia se queda Albino que no venía convenientemente equipado pero prometió acompañarnos en la comida. El hombre cumplió y además vino acompañado de su hija. Perdimos a uno pero ganamos a dos: Jandro y su hermano Gerardo se unieron a la marcha en este punto. Así comenzamos la ascensión hasta la collada Lito, si bien Sasi, Jandro y Gerardo prefieren ir por Cerezales. El resto de la expedición cruzamos la collada y charlando y disfrutando de la naturaleza vamos bajando poco a poco por el Valle de Llorada. Allí nos paramos a ver las antiguas minas de mercurio y un refugio en buenas condiciones.
El tiempo va pasando y con un caminar tranquilo nos presentamos en Lois unas tres horas después de haber salido de Acebedo. Allí ya estaba esperando Samuel, que había ido en bici por la carretera del pantano.
Lo primero que hicimos fue a ir a “saludar” a la fuente y ver si estaba donde la habíamos dejado el año anterior. Pues allí estaba con sus aguas frescas que daba gusto. Refrescamos también los “pinrreles” que también tienen derecho. El grupo de Cerezales ya había llegado también.
Después de hacer un poco de turismo por el pueblo y de visitar algún conocido nos dirigimos al bar donde degustamos unos pinchos hechos por la sabia mano de Luz. ¡Buen detalle!. Todo ello regado con cerveza al limón, lo mejor para reponer fuerzas y refrescar. Elena, que viajaba desde Madrid, se apunta también a la reunión y también llegaron a tiempo Albino y su hija. Ya todo el grupo unido nos sentamos a la mesa a degustar la comida. Olvidemos algún detalle de cierta camarera a quien hubo que hacer entrar en razón. Después del café y de una amplia tertulia toca emprender el camino de vuelta.
El regreso es escalonado. Algunos prefieren caminar más despacio, otros más deprisa, pero todos salimos de la fuente La Potencia , falta nos haría después de la comida para llegar a nuestro querido Acebedo. Desandamos el camino y volvemos al valle de Llorada. Subimos tranquilamente hasta alcanzar la collada y una vez que pasamos la Piedra Jandrón , caminamos por terreno de Acebedo.
Pasamos por las faldas de Peña Lavela, al lado de donde, en otro tiempo, estuvo la caseta y monte a través, caemos en el Llano la Rasa. Bajamos la Cuesta Hinchaculos , llegamos al Prao Fea y desde allí hasta nuestro lugar de partida: El Oterín. Allí fue llegando todo el grupo a partir de las siete y media de la tarde, más o menos, después de haber pasado una hermosa jornada de montaña y naturaleza. Aboguemos porque el año que viene se puede volver a realizar y los participantes aumenten, si ello es posible, y hacer de esta bonita excursión un clásico del verano montañero de Acebedo.