DESCENSO DEL SELLA

Acebedo, 12 de Agosto de 2013

Los jóvenes del pueblo teníamos ganas de realizar alguna actividad de aventura, y tras manejar diversas opciones como fueron karts, paintball y similares, se optó por realizar el “Descenso del Sella”.

Tras comparar entre diversas empresas que se dedican al “Descenso” y buscar una fecha en la que pudiésemos acudir el mayor número posible de personas se decidió que el día idóneo era el 12 de Agosto.

El único inconveniente era que coincidía con el partido de semifinales del equipo infantil de Acebedo en el torneo de Lario, pero nos quedábamos sin fechas y ellos, tras haber sido campeones el año anterior, dijeron que preferían ir al Sella y dieron el ok a la fecha.

Era un lunes, intentamos evitar ir en fin de semana ya que, aunque la gente en estas fechas está de vacaciones contábamos con que hubiese menor afluencia de público.

Seis coches se juntaron en la Plaza Picota a eso de las 9:00 de la mañana, y entre ellos nos fuimos repartiendo los 28 miembros de la expedición.

Antes de iniciar el descenso

Una vez distribuidos, tomamos rumbo al puerto Pontón, pasando por Oseja de Sajambre, Cangas de Onís y finalmente Arriondas haciendo gran parte del recorrido a la par del Río Sella y cruzando el “Desfiladero de Los Beyos”. Éste es muy bonito de ver pero puede llegar a hacerse muy largo, sobre todo si coincide como fue el caso, que un coche que iba de paseo nos llevó a todos en fila india durante gran parte del camino sin posibilidad de adelantar. Los que hayáis circulado por dicho paraje sabréis lo peligrosa que es esa carretera por la que difícilmente cabe un coche en cada sentido.

Aunque en Acebedo dejamos un día espléndido, una vez cruzada la frontera con Asturias, el cielo gris y el orbayu nos dieron la bienvenida. Seguiría así durante todo el día, a ratos nublado, a ratos orbayando.

Hicimos la primera parada del viaje en la gasolinera a la entrada de Arriondas, donde nos reagrupamos y situamos para saber exactamente donde estaba Jaire Aventura , la empresa con la que contratamos el descenso. Estábamos muy cerca, a unos 2 km.

Tras llegar al parking de dicha empresa y presentarnos en la recepción del centro de actividades, procedimos a recoger los materiales necesarios para el descenso y a cambiarnos.

Nos facilitaron chalecos salvavidas, trajes de neopreno y un bidón estanco por pareja. Tal como nos explicó la recepcionista, los neoprenos son gratis, excepto los meses de verano, pero como el tiempo no acompañaba, nos los ofrecieron sin cobrarnos un extra.

En cuanto a los bidones, la organización incluye dentro de ellos un picnic que consiste en un par de sándwiches, un par de paquetes de palmeritas y un botellín de agua por persona.

Había espacio suficiente para guardar nuestras pertenencias (cartera, comida,…) pero la mayoría no nos arriesgamos con el móvil por lo que pudiera pasar, y siguiendo la recomendación de la recepcionista, las llaves de los coches las guardaron ellos dándonos un resguardo.

Antes de emprender la marcha, hay que asistir a un breve curso. El personal de Jaire facilita un remo por persona y explican las técnicas básicas, además de otras instrucciones como los puentes que nos encontraremos por el camino para tomarlos como referencia y los 3 puntos de recogida donde se puede desembarcar (cada empresa tiene los suyos).

El punto 3 sería el final del recorrido, los 2 anteriores sólo en caso de no querer continuar o verse falto de fuerzas.

Por último, colocados por parejas, nos fuimos acercando a la rampa del embarcadero. Como éramos pares, no hubo que solicitar canoas de 1 o 3 plazas. Pasadas las 11 de la mañana comenzamos a entrar al río.

Primera toma de contacto con el Sella. Aunque el día no acompañaba, la temperatura del agua era agradable gracias en parte al neopreno y a que son aguas menos frías comparadas con las de nuestro querido Esla pantano abajo, que es donde se realiza el rafting.

El orbayu nos acompañaría intermitentemente durante parte del recorrido. Poco importó este hecho, ya que una vez en el río nos íbamos a mojar quisiéramos o no y la temperatura ambiente era muy buena.

Llevaríamos recorridos 3 km cuando divisamos una mini playa abarrotada de canoas y gente que iba y venía del primer chiringuito del recorrido. Atraídos por la música y los carteles del chiringuito la mayoría de remeros se detenía en el lugar, y nosotros no íbamos a ser menos.

Aprovechamos el parón para tomar unos culines de sidra y para comer parte del picnic facilitado por la organización.

De vuelta en el río, continuamos remando unos minutos hasta llegar a un remanso en el que había una poza, y unas escaleras junto a la orilla desde donde se podía saltar al río desde una altura de metro y medio aproximadamente.

Tras unas cuantas zambullidas seguimos hasta localizar el segundo chiringuito del recorrido. Nueva parada obligada, como si se tratase de entrada en boxes en la Fórmula1.

Continuamos bajando, con algún vuelco de canoa incluido teniendo que rescatar remos y bidón, hasta llegar al puente situado a tres cuartas partes del recorrido. Aquí había un salto mucho mayor que el anterior. Éste sería de una altura de unos 8 metros y una vez arriba impresionaba bastante. Varias rondas de saltos, ya que alguno repitió, y nuevo repostaje de sidra, que agua bastante había en el río.

Algunos chiringuitos estaban alejados del río y había que guiarse por los carteles informativos y la música que se escuchaba en la lejanía. Tras “aparcar” las canoas y subir a la altura de los “praos”, se divisaban fácilmente. Visitamos 3 de los 5 chiringuitos a lo largo del recorrido. No nos pudimos entretener más por si el tiempo se nos echaba encima.

El horario permitido de estancia en el río es desde las 11:00 hasta las 18:00 h. Aunque nos sobró tiempo, puesto que llegamos al último punto de control sobre las 17:30, le dimos “caña” en la parte final porque no llevábamos un GPS que nos dijese cuanto faltaba. Nos guiábamos por los puentes del recorrido pero desconocíamos a qué distancia exacta estábamos.

La distancia total recorrida fue de 15 km. Tras salir del río, un autobús de la empresa Jaire nos recogió y trasladó hasta el centro de actividades. Una vez allí, ducha caliente y a comer lo que quedaba de “la vieja del monte”, del río en este caso. En recepción nos mostraron fotos de la “introducción” al río, que sacan ellos mismos y puedes comprar si te interesan.

Completada la aventura, pusimos rumbo a Acebedo. En el puerto la niebla se había hecho la dueña, pero una vez llegados a la ermita de Pontón, el sol volvía a lucir tal como lo habíamos dejado a primera hora de la mañana.

¡Desafío conseguido! Que diría Jesús Calleja y a contar las anécdotas reunidos en la terraza de “La Taberna de Moe”.

Ya solo queda agradecer a la Asociación Cultural y Deportiva "Virgen de la Puente" la ayuda concedida por haber subvencionado parte de los gastos de la actividad. Muchas gracias por su colaboración y apoyo.

Sergio Cano Álvarez. Diciembre 2013.

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