Día 11 de agosto, domingo

III FESTIVAL DE POESÍA

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Habíamos puesto muchas ilusiones en este encuentro cultural. Sabíamos del deseo de Ovidio Rodríguez, un joven de 95 años, de recitar su famoso poema del roble ante su gente. Teníamos a Isidoro Díez, a quien la Asociación ya dedicó una actividad completa, sabedores también de la gran calidad de su poesía. A estos dos talentos naturales, unimos la fuerza y el vigor de Mariano Gómez recitando el romance de "Un duro al año" y el resultado fue... una tarde mágica. La actividad cultural duró una hora y quince minutos pero al público que llenó la Sala Concejo, le supo a poco. Y es que, como dijo Angelines en su aparación en TV, "lo bueno nunca es demasiao".

Pocas cosas hay que satisfagan más que provocar la felicidad en otras personas. Y esa tarde del 11 de agosto la gente que acudió a escuchar a los poetas nacidos en el pueblo estuvo feliz. Lo decían sus caras, lo expresaban sus manos que se rompieron de tanto aplaudir y lo decían sus pocas ganas de abandonar la sala al final del festival.

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Ovidio Rodríguez irradia un tremendo magnetismo. Él solo es capaz de atraer la atención de la sala con solo pronunciar uno de esos poemas improvisados en los que es un auténtico maestro. Recitó el poema del Roble, que apenas pudo terminar roto por la emoción. Recordó a Doña Amelia y leyó un poema escrito por la gran maestra de Acebedo: "Cuando Doña Amelia anuncia..." Escuchó y siguió muy atentamente la exposición de sus dos compañeros dejando claro que eran ellos dos los protagonistas de la velada poética... Ovidio fue largamente aplaudido por sus vecinos y recibió muchas muestras de cariño y admiración. Y a sus 95 años tuvo que firmar autógrafos sobre el poema del Roble, que regaló a todos lo asistentes. Los de ahora dirían: es un crack.

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Mariano Gómez, un poco atribulado al pricipio, supo salir muy bien del trance. Habíamos escuchado a Mariano el romance de "Un duro al año" en alguna de las rutas que hacemos por el monte y creímos conveniente que participara en la velada poética. Estuvo muy expresivo, acompañando su exposición con gestos y muecas que daban al poema una gran sensación de realismo. Otro romance más áspero, que hablaba de guerras y catástrofes, puso fin a su intervención que fue bien reconocida por el público que le brindó cariñosos aplausos.

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Isidoro Díez dedicó los tres poemas que declamó a sus nietos. El poema dedicado a Ander, de una sencillez y expresividad admirables, ya fue merecedor de algún galardón a nivel nacional. No es uno muy versado crítico en poesía pero sus poemas nos parecieron sobrios, delicados y de gran expresividad. Estamos seguros que no será la última vez que nos brinde esos bellos poemas que lleva dentro. Isidoro Díez cerró la intervención de los poetas y recibió una atronadora ovación.

Terminamos leyendo poesías recogidas en Acebedo durante el invierno pasado y cantando a coro las antiguas canciones de Mayo con la gente que había en la sala. Por lo que se vio, hay tarea por delante. Queda mucho por hacer en ese terreno. Y se hará.

Acabamos esta pequeña crónica agradeciendo de corazón la intervención de estas tres personas que fueron capaces de crear una atmósfera muy agradable e hicieron que la gente (mucha) que acudió al local pasara una tarde inolvidable.

Con este festival de poesía se cerraron las actividades (quizás demasiadas) que formaron la VI Semana Cultural y Deportiva "Villa de Acebedo".

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