SENDERISMO

Ruta: Acebedo-Lois-Acebedo

Dia 4 de agosto, sábado.

Aunque en la fecha prevista Fernando, nuestro guía en esta ruta clásica de senderismo, todavía andaba por Bilbao tratando de que le colocasen bien el cabestrillo en su maltrecho brazo, a las 9.00 de la mañana aparecimos en el Oterín, junto a la piedra del tio Pifanio, 41 montañeros dispuestos a recorrer los 11 kilómetros que separan Acebedo de Lois.

En el Oterín, esperando a los rezagados

El grupo iniciando la ruta

Aunque a esa hora Mompodre aún permanecía escondido entre la niebla la mañana prometía un día de calor, motivo por el que iniciamos la marcha en dirección al Prao Fea, tratando de alcanzar pronto la fresa sombra del Monte Cotao.

Por el Prao Soto, tratando de sortear los llamardos sin mojarnos la botas

Una vez superados los prados de Prao Fea tomamos tomamos el camino de Las Carrizosas que, a través del monte, nos conduciría por las Eras Yaguntas, el Prao Soto Cimero y los Juntanales para llegar a la Fuente Erendia, donde nos habíamos impuesto los primeros "deberes" de la jornada.

En los Juntanales pudimos comprobar que el puente, que ese mismo día cumplía un año, se ha integrado perfectamente en el paisaje y sigue cumpliendo su cometido para satisfacción de los que no queremos arriesgarnos a mojarnos los piés saltando de piedra en piedra.

Los "deberes" que nos habíamos impuesto en la Fuente Erendia consistían en poner una placa con el nombre de la fuente en la caseta donde se inicia la traída de aguas al pueblo y que Pepe Cachero había montado primorosamente con letras de cerámica sobre una tabla de madera de roble.

Para no tener que pujar todo el día con el taladro y las herramientas, Julio César había subido en moto con todos los materiales necesarios. Bajo la atenta mirada del grupo y después de atender multitud de sugerencias, el nombre de la fuente quedó colocado a la derecha de la puerta. Eran las diez de la mañana. Ya sabemos que todos los de Acebedo saben como se llama la fuente pero por allí transita mucha gente forastera y la fuente se merece que nadie pase a su vera sin saber el nombre de la fuente que nos da de beber a personas y animales y riega las plantas de macetas, jardines y huertos. Además todavía le sobra agua para regalarnos un río con truchas (pocas) y aprovechable, también, por si a alguien se le ocurre regar algún prado.

Los ruteros más jóvenes posando delante de la caseta del Fuene Erendia

El motero del taladro

Cumplido nuestro primer objetivo el grupo reinició la marcha por las empinadas cuestas de Erendia bajo un sol de justicia, que nos acompañaría hasta nuestro siguiente punto de reagrupamiento: la Collada de Lois. A la altura del Prao Requejo, unos optaron por seguir el camino y otros continuamos campo a través por la pradera para volver a juntarnos todos en la collada, justo en el límite que separa los términos de Acebedo y Lois. El reloj marcaba las 11.00 horas.

El grupo en la Collada de Lois

En este punto todos aprovehamos para beber el agua todavía fresca con la que habíamos llenado las cantimploras en la fuente Erendia y algunos aprovecharon para buscar algo más sólido para reponer fuerzas, aunque desde aquí hasta Lois, todo el camino es cuesta abajo. Nuestro siguiente punto de agrupamiento era la entrada de Lois, pero la excesiva tardanza en llegar de los más rezagados y la cerveza fresca que ofrecía el ya próximo bar del pueblo, hizo que los primeros en llegar, aburridos de esperar, decidieran continuar la marcha. A la una de la tarde llegaba a Lois la cola del pelotón. A esa misma hora hora llegaba también D. Domingo que ese día tenía una celebración familiar. Coincidimos con él al lado de la Fuente de la Presica, justo enfrente de la Casa del Humo, donde nos comentó algunas curiosidades sobre el pueblo. Más tarde nos visitaría de nuevo cuando ya estábamos acomodados en el bar.

A nuestra llegada, el grupo de jóvenes que se había adelantado ocupaba las mesas del bar, pero como allí no cabíamos todos, tuvieron la gentileza de dejarnos las mesas para mayores y niños y ellos se acomodaron al sol en el recio muro que separa la calle del río.

Poco a poco fueron apareciendo más personas que también hicieron el camino andando, aunque salieron de Acebedo más tarde, otros que hicieron la ruta en bicicleta y los que la hicieron en coche. Total, más de sesenta personas nos reunimos a la hora de comer en Lois. Se fueron abriendo las mochilas y los maleteros de los coches y sobre la mesa apareció un variado surtido de viandas que no envidiaba para nada a la mayor oferta que nos pudiera ofrecer el mejor restaurante.

Como viene siendo habitual en esta marcha, la Asociación Cultural "Vigen de la Puente", invitó a la bebida que se consumió en la comida y a los cafés y chupitos de orujo, previa presentación del carnet de identidad para estos últimos (por lo de la edad).

Arrullados por el murmullo del río Dueñas, algunos no necesitaron colchón ni campera para la siesta

El veterano 80 años y la benjamina 6 años

Parte del grupo posando antes de iniciar el camino de vuelta

Faltaban unos minutos para las cuatro de la tarde cuando iniciamos el regreso. Algunos, que habían ido andando, encontraron acomodo en las plazas libres de algunos coches, los que habían ido en bicicleta volvieron en el mismo medio y el resto tomamos el camino deseando llegar cuanto antes a cobijarnos en las sombras del Monte de Cerezales.

Por las empinadas cuestas de Cerezales

Photo finish de una cuesta cualquiera

En el mojón de la Collada Lito

Sobre las cinco y media, una parte de los caminantes nos volvimos a agrupar en la Collada Lito, en torno al mojón del tío Jandrón, para comprobar que continúa allí, derecho como una vela, tal como lo habíamos dejado el 5 de agosto de 2010, después del esfuerzo titánico de más de 15 personas. Desde este punto tomamos la dirección hacia las camperas de Peña Lavela, continuamos la senda hasta el Llano la Rasa y cruzamos el Monte Cotao en dirección al Prao Fea.

El reloj de la torre daba las siete de la tarde cuando, después de 10 horas y veintidos kilómetros avistábamos de nuevo Acebedo. Muy buena hora para aclarar la garganta con unas sidrinas en el bar de Olga y Álvaro (por la noche había ronda) y quitarnos el sudor del resto del cuerpo con una ducha reparadora.

Más fotos

Video de la ruta (En proceso de montaje)

Ángel Cimadevilla Díez

León, agosto de 2012

Volver