IV SEMANA CULTURAL Y DEPORTIVA "VILLA DE ACEBEDO"

Dia 1 de Agosto, lunes

Clásica de senderismo Acebedo-Lois-Acebedo

Un año más se programó para el día 1 de Agosto, por Fernando Gómez, esta extraordinaria ruta de senderismo que iniciaba las actividades de la IV Semana Cultural “Villa de Acebedo” . Algunas previsiones eran pesimistas y anunciaban lluvia, lo cual no impidió que 38 personas tomaran parte en la actividad. También escuchamos las críticas y por eso este año dejamos abierta la posibilidad a cualquier medio de transporte. Así 18 personas viajaron en el coche de San Fernando, unas veces a pié y otras caminando, 4 personas lo hicieron a caballo, 4 en coche particular y 12 usaron la bicicleta. Lo que nos da un total de 38 personas participantes, una cifra de las más altas de todas las rutas organizadas hasta ahora.

Se salió, como estaba previsto, de casa Joaquina a las 9 de la mañana. Resultó a la postre, una hora algo temprana debido a la buena forma de los caminantes que se plantaron en Lois pasadas la doce de la mañana. Y ello a pesar de las paradas obligadas para el reagrupamiento en la fuente Erendia y en la collada Lito para tomar un piscolabis.

Como ya es habitual también los caminantes más adelantados esperaron a la entrada del pueblo a los más rezagados y de esa manera entrar todos juntos en el pueblo. Aún así, comenzamos a comer en la “Catedral de la Montaña ” a la una de la tarde, una hora “francesa”, como apuntaba Fraçoise. Los senderistas, jinetes y ciclistas echaron mano a la zurrona y llenaron las mesas de exquisitas tortillas, chorizo de la tierra y demás exquisiteces y al grito de ¡¡La bota que no pare!!, comenzó una comida de gran compañerismo y cordialidad, donde las viandas se compartían con los más próximos. La bota se llevó la peor parte ya que iba de mano en mano sin descansar un solo momento. Ángel del Campo nos dio una lección de cómo beber por la bota, como se puede ver en la fotografía. Y contó una de esas anécdotas que perviven en el tiempo:

- Que no pare la bota, - dijo el pastor. Y en el chozo solo había dos: el perro y él.

Después del café y los chupitos no faltaron los cantares, como ya es habitual, ni tampoco los sucedidos que contó nuestro más veterano excursionista, Germán Rato. Admirable el entusiasmo de este hombre que nunca falta a ninguna cita de montaña ni a ningún acto donde pueda ayudar o colaborar en algo: chapeau.

La Asociación Cultural abonó todas la bebidas, así como los “cafeses” y chupitos para todos aquellos que lo desearon.

Ya solo quedaba el regreso. Ahora era la bota quien pasaba factura… y el calor. Poco a poco, fuimos ascendiendo en dirección al monte de Cerezales dejando a nuestras espaldas las torres de la catedral de la montaña, cada vez más lejanas. El grupo se rompió y llegó el típico: sálvese quien pueda. Reagrupamiento en la fuente Erendia y final, como ya es costumbre en el bar para escanciar unas sidras. La ducha supo a gloria.

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