Reparación de la caseta del Prao Escobio

Para el día 5 deAgosto, y dentro de los actos programados en la Semana Cultural, se había proyectado la repación de la caseta del Prao Escobio. La obra, que en principio parecía asequible para personas no muy versadas en la materia, resultó muy complicada, tanto por los daños que presentaba la estructura del tejado como por los pocos voluntarios que acudieron a la convocatoria. En cualquier caso, y desde nuestro modesto punto de vista, gracias a la buena voluntad de algunos, que se nombrarán más abajo, salimos airosos del trance. Pero ya anunciamos que desde esta Asociación Cultural no volveremos a convocar a los socios y no socios para compromisos de esta envergadura debido al enorme esfuerzo físico que supuso y a los riesgos que se corrieron y que, evidentemente, no estaban asegurados.

La obra se había programado como una hacendera de las de antes, en la que los vecinos acudían al punto convocado por el Alcalde y desde allí partían todos juntos hacia el lugar a reparar. Todos trabajaban con buen ánimo, comían juntos el escabeche, bebían el vino que aportaba la alcaldía y regresaban a casa satisfechos y orgullosos del deber cumplido. Así se puede observar en la serie de siete fotografías sobre la hacendera del chozo de Peñalavela, convocada el 21 de junio de 1.956. (ver expo_08)

El trabajo se llevó a cabo en diferentes fases:

1.- Reunión con la Junta Vecinal donde se expuso el proyecto de reparación y donde la Junta se comprometió a costear el material.

2.- Evaluación de daños y necesidades de material, labor que fue desempeñada eficientemente por Sasi quien determinó que serían necesarios los siguientes materiales: 1 metro de arena, 6 sacos de cemento, 20 metros de teja y madera, cabrios y tablas, para cambiar la estructura. Además se necesitó un aislante, onduline, y tres botes de espuma. Todo este material fue encargado a la empresa Hijos de Fidel Rodriguez, de Cistierna y a Maderas Rodriguez, de Lario. El material fue servido el día 1 de Agosto y depositado en la plaza, detrás de la capilla.

3.- Subida de los materiales hasta la caseta. Esta labor se llevó a cabo el domingo día 3 de Agosto y contó con la colaboración de Celestino Cañón y de Juan Antonio Alvarez, quienes prestaron sus tractores, además de Juan Luis Rodriguez, Jorje y su cuñado, quienes colaboraron en esta fase del trabajo en labores de carga y descarga.

4.- El día 4 de agosto, martes, era el día previsto para la actividad. El resto de materiales, arena y madera, fueron transportados ese mismo día por Celestino Cañón e Higinio Cardo, que transportó personal y herramientas. Una vez en el lugar de trabajo y comezada la obra nos encontramos con más dificultades de las previstas: la estructura de madera de la cara sur estaba completamente carcomida, incluida la viga cumbrera. Tuvo que ser sustituida en su totalidad, como se ve en las fotografías. A la escasez de personal y a las dificultades de la obra emprendida se unía un intenso calor, que dificultaba más si cabe la tarea que se estaba realizando. Pero gracias al tesón de los voluntarios, a la sabiduria de gente como Sasi, Obdulio, Víctor Miguel o Gerardo Alvarez, a la constancia de Pedro Cimadevilla, que es una máquina, a la voluntariedad de Silvia, que recientemente había sido madre, a Jose Luis y a Rafa, a los cementeros Jose Antonio y Mariano, que siempre tenían la pasta en su punto, a Alberto que ayudaba a todo el mundo (¿quién había dicho que los andaluces de Benalmádena son vagos? Que se lo coma con patatas), a la ayuda moral de Asun, que apoyó con su presencia y también a la alegría de unos niños correteando por los alrrededores, cuando Sasi dio la orden para comer, ya estaba colocada toda la estructura de madera.

Durante la comida, debajo del hayona, y como era preceptivo, se consumió vino, escabeche y pan de Maxi en abundacia, además de algo de embutido y la socorrida tortilla. Fue un momento entrañable al que también acudieron algunas voluntarias como Ana, Adelita y Patri. No faltaron los dichos populares, ni los chistes y alguna cabezada para recuperar fuerzas. Fue el único momento de asueto en toda la jornada. La tarde se dedicó a colocar el aislante y la teja, tarea que debido al excesivo calor y a los vapores del vino se tornaba bastante dificultosa. Por lo que un servidor, que había permanecido todo la jornada en el tejado, se vio obligado a descender disimuladamente, para evitar males mayores.

Y cuando ya flaqueaban las fuerzas, cuando ya la saliba se volvía pastosa y la boca se quedaba seca, apareció Nino con su potente máquina. Debíamos de presentar un aspecto bastante lamentable ya que lo primero que ofreció fue ir a por agua a la fuente Erendia, cosa que agradecimos enormente, ya que en aquel momento nada valía más que el agua fresca. Gracias Nino.

El resto de la tarde se pasó en terminar la obra, recoger las herramientas y regresar al pueblo, contentos y orugullosos del trabajo bien hecho.

5.- El día 22 de Agosto se subió de nuevo a Prao Escobio, con el tractor de Julio César, a rematar la obra. El trabajo consistió en labores de desescombro y limpieza, así como en la construcción de un apoyo de madera en el interior, que puede hacer las veces de cama, escaño u otros menesteres. Se limpió toda la zona y se troceó toda la medera sobrante, quedando almacenada en el interior de la caseta para días de frio. También quedó algo de teja para eventuales reparaciones. Hicimos lumbre para probar la chimenea, que Victor había reparado con primor. El material sobrante, tejas, cemento y arena se cargó en el tractor y más tarde se bajaría para su entrega a la Junta Vecinal. Al final, y durante la comida, debatimos ampliamente sobre la categoría que debíamos de otorgar a la caseta, acordando finalmente CINCO ESTRELLAS ***** Y UN COMETA, así como una lista de ocupación para el verano 2009, por riguroso orden de reserva...

VICENTE ALVAREZ RODRIGUEZ, bajo cuyo mandato se construyó la caseta cuando era presidente de la Junta de Ganaderos en los años 50, sonrió en su retiro eterno cuando nos vio bajar camino abajo por el monte Cea en dirección al pueblo.

Nota: Se supone que quien esto escribe estuvo presente en todas las fases de la obra, pero nada hubiera podido hacer sin la extraordinaria generosidad de las personas que le acompañaron y el dinero de los socios, con que se compró la comida. De corazón GRACIAS.