CONCIERTO DE MUSICA CLASICA

DIA 4 DE AGOSOTO DE 2009

Para el martes 4 de Agosto, dentro de la II Semana Cultural, se había programado un concierto de música clásica. Sin lugar a dudas, y desde nuestro modesto punto de vista, era la actividad que, a priori, contaba con más prestigio y calidad. En primer lugar por el Grupo de Cámara contratado, "Ad Libitum", con nombre a nivel nacional y que este año presenta en todos los teatros de Castilla y León el mismo espectáculo que presentó en Acebedo. En segundo lugar por la obra presentada: Un monográfico sobre G.F. Häendel, recordando el 250 aniversario de su fallecimiento. Y en tercer lugar por el grandioso escenario donde se representaba: la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, el lugar más apropiado para una obra de ese nivel.

El Grupo Ad Libitum, originario del conservatorio de Valladolid, no es un cuarteto de cuerda al uso. Está formado por cuatro virtuosos instrumentistas, siendo la novedad la inclusión de un clarinete, en lugar del segundo violín. Pasadas las 8 de la tarde salieron al escenario ataviados con trajes de época, de un verde pistacho, con fondos dorados, camisa blanca con chorreras y peluca blanca a juego. Sin duda, sorprendieron al público. La presentación era impecable. En escena son acompñados de una actriz profesional, Silvia Herraiz, que con ropajes de época, narra de viva voz pasajes de la vida de Häendel, el genial autor barroco, protagonista del concierto. De esa manera el público conoce detalles y anécdotas del siglo XVI, época en la que vivió el músico, que falleció en 1759.

La adaptación a las grandes obras del maestro alemán, que vivió la mayor parte de su vida en Inglaterra, donde compuso sus mejores obras, está hecha por los propios músicos. En honor a la verdad, y después de haber visto y escuchado muchos conciertos en directo, hay que decir que el grupo suena realmente bien. Uno ha pagado buenas cantidades de dinero por escuchar espectáculos bastante peores. Las grandes obras, como La Música para los Reales Fuegos Artificiales o Water Music, Música acuática, están muy bien adaptadas por el grupo y son fácilmente reconocibles, interpretadas por los cuatro instrumentistas: clarinete, violín, viola y violoncelo. Solo dos temas no eran del gran compositor barroco: Rondó, de la Suite Abdelazer, de J. Purcell y El primer movimiento, Allegro, del Concierto de Branderburgo, de J.S. Bach.

El numeroso púbico asistente, muy correcto, premió a los artistas con generosos aplausos y se animó a medida que el espectáculo avanzaba. La actriz se movía en torno a los músicos, haciendo que el espectáculo fuese más agil y entretenido. Poco a poco fueron desgranando el programa y se llegó al final del concierto. El público puesto en pié aplaudió durante varios minutos la labor de los artistas, que respondiendo a los halagos, soprendieron con algo insólito: un potpourri de jazz y rock and roll que dejó al público patidifuso. Previamente retiraron las pelucas que arrojaron a sus pies. Casi daban ganas de mover los pies.Tal era el ritmo que imprimían con sus instrumentos.

La Asociación Cultural quiso premiar a todos los asistentes y, una vez acabado el concierto, fuera del recinto religioso, se ofrecieron generosamente productos de la tierra, como el bollo de mantequilla, hecho en Boca de Huérgano o los exquisitos bollejos. Todo ello regado con un excelente vino de moscatel que fue muy del agrado de todos. Los músicos también quisieron unirse a esta parte final de la fiesta y se mezclaron con el público, que de esa manera pudo admirar muy de cerca sus espectaculares ropajes.

Aquellos que, por los motivos que fuera, no pudieron o no quisieron asistir, que sepan que se perdieron uno de los mejores espectáculos musicales y culturales que jamás hubo en Acebedo. Pocas veces tendremos la oportunidad de presenciar en el pueblo un concierto de esa calidad, tan lleno de sensibilidad y cultura musical. Un delicioso y exqusito regalo para nuestros sentidos. Y en cualquier caso, una oportunidad única para concocer de cerca al gran Georg Friedrich Häendel.

FOTOS: Pedro Cimadevilla, Enrique Martínez.