REVUELTO DE EDULIS

El boletus edulis, muy abundante en nuestros hayedos desde finales del verano hasta muy entrado el otoño es, para muchos entendidos una de las mejores setas comestibles de todas las que nacen en nuestra montaña, a mucha distancia incluso de nuestra famosa seta de primavera la Calocybe Gambosa, Sin embargo, debido a nuestra ignorancia en el mundo de la micología y también a la precaución, habremos destruido a patadas muchos cientos de ellas. Y algunos lo seguirán haciendo cuando la encuentren por el monte. Allá ellos.

Aquí os dejo una de las formas más sencillas de cocinar esta maravilla de hongo, apreciado en las más altas esferas de la cocina mundial.

Lo primero de todo es salir al monte y tener la suerte de encontrarse con un ejemplar como el que acompaña a estas líneas que sobrepasaba los 700 gramos de peso, "hijo" incluido. Solo encontrarlo ya constituye por sí solo un verdadero acontecimiento. Este vivía en la zona de Los Juntanales en dirección a la fuente del mismo nombre, en la parte izquierda del arroyo. Hay que decir donde se encuentran las setas aunque eso sea un tema tabú y no se lo contemos ni al médico. Yo, al menos, no tengo ningún problema por publicarlo.

 

 

 

 

Se debe cortar con navaja para dejar raiz y no arruinar el crecimiento de otro igual. A la hora de limpiarlo no se debe de mojar. Se limpia con un pincel. Se retiran todas las hierbas y restos de tierra con mucho cuidado y se corta en dados. En todo caso, se raspa la suciedad con un cuchillo si es necesario, pero no se debe de lavar.

 

 

 

 

 

 

Pelamos dos dientes de ajo, picamos muy menudo y los ponemos en una sarten con cinco cucharadas de buen aceite de oliva. Freir durante no más de un minuto, cuidando de que no se dore el ajo y mucho menos que se queme.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luego añadimos el boletus que habíamos troceado en dados y damos una vueltas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Añadimos sal, una pizca de pimienta negra y perejil.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De nuevo damos unas vueltas cuidando de que el fuego no esté demasiado fuerte. En un bol batimos, no demasiado, cuatro huevos y añadimos al boletus.

 

 

 

 

 

 

 

Ya solo falta cuajar ligeramente el huevo, tampoco demasiado (debe quedar jugoso), pasar a una fuente y espolvorear con perejil.

Pocos alimentos podremos cosechar en nuestra comarca de tanta calidad como el boletus edulis.

Sin duda alguna, no tiene rival.

 

 

 

Buen provecho y suerte en el monte.

Enrique Martínez