La capilla
La capilla es otro elemento más del valioso patromonio que alberga el pueblo de Acebedo. Tendré sumo cuidado de entrar en polémicas cuando me refiera a la advocación de la misma. José Gómez, q.e.p.d., se daba a los demonios cuando oía nombrar a la capilla, como «Vírgen de la Puente». Y no precisamente porque el buen hombre tuviera manía a esta Santa: más bien al contrario. Simplemente defendía que la capilla de la Vírgen de la Puente estaba construida junto al Puente de los Sapos, al lado mismo del puente grande, donde hoy se pueden apreciar unos túmulos, de forma rectangular, que bien pudieron ser la base de los muros de la antigua capilla. Están entre las aboneras y no son fáciles de ver sin ayuda. Es lo único que queda. El resto de las piedras serían aprovechadas por los vecinos del pueblo o para la construcción de la nueva capilla. En todo caso, estamos hablando de remotos tiempos.
Entonces ¿Quien construyó la actual capilla? ¿Quien la costeó? ¿Por que se hizo si ya estaba la iglesia?. Para responder a estas preguntas hemos acudido al Archivo Diocesano de León, donde existe documentación al respecto. Esta capilla guarda un paralelismo asombroso con otra que se construyó en la plaza de Pedrosa del Rey, pueblo natal de quien esto escribe, y que tuvo bastante peor suerte: el dichoso pantano la borró de la faz de la tierra. La finalidad era la misma en ambos casos: atender a los fieles en el cumplimiento de sus deberes religiosos, dada la distancia de la parroquia, sobre todo en los meses de invierno cuando los pueblos se hallaban cubiertos de nieve.
En la escritura de fundación de la capellanía, con el título de San Antonio, el párroco Don Antonio Suarez, con fecha de 27 de Octubre de 1742, se refiere a la construcción de la capilla:
«Tengo pensado instituir y fundar una nueva capellanía con título de San Antonio de Padua, sita su imagen en la capilla de la Tercera Orden de nuestro Padre San Francisco, San Pedro y nuestra Señora de la Concepción, sita dentro del casco de dicha villa, cuya fábrica he costeado de nuevo con ayuda de los vecinos y naturales de ella, que se esforzaron con sus limosnas para su fábrica».
El capellán deberá decir misa de alba todos los días festivos para que puedan cumplir con el precepto los pastores de ganado. Y en el invierno, cuando los ganados no salen, dirá la misa para la gente del pueblo que quiera madrugar o que no pueda subir a la parroquial. Las rentas de la capellanía se cifran en dos censos de dos mil ducados de vellón entre los dos, en un molino, que se mueve con el agua perenne de la fuente Derendia, y que a común estimación vale en renta anual cuarenta ducados, y una casa sita en el centro de la villa (…). Nombra primer capellán al licenciado Antonio Cañón y primer patrono a su hermano Francisco, vecino de la villa. Por tanto, y siempre según estos documentos históricos, la capilla pudo ser construida antes de 1742, digamos que entre 1735 y 1742.
La capilla, en un primer momento, fue dedicada a la advocación de San Antonio de Padua, que figuraba en el altar mayor. Hoy vigila el mismo, acompañado de San Francisco de Asís, en la parte derecha del altar. La patrona ahora es «Nuestra Señora de la Puente», cuya preciosa talla se muestra en la hornacina situada en el centro del valioso retablo barroco que preside la capilla. El retablo todo él respira franciscanismo. En la parte superior del mismo aparece la figura de Cristo crucificado, sobre un fondo urbano.
El aspecto actual se debe a la remodelación y restauración llevada a cabo a finales del siglo pasado en la que colaboraron los vecinos, siendo dirigidos por el hijo del pueblo y maestro de obras JUAN RODRIGUEZ.